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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINLa cerveza es, y siempre ha sido, una bebida popular, cuya existencia es tan antigua como lo es el inicio de la civilización. El asentamiento de los pueblos y el consiguiente arranque de la agricultura -con el cultivo de cereales como trigo y cebada- pusieron las bases para lo que acabaría siendo una bebida que perfeccionarían siglos más tarde los clérigos en monasterios de Centroeuropa principalmente.
La introducción del lúpulo en la receta durante La Edad Media sería un hito importante dentro de la historia de la cerveza, ya que ganaría en posibilidades de conservación y tomaría ese característico toque amargo. Por su parte, la Revolución Industrial daría el empuje definitivo a la producción.
Pero pese a la industrialización, la cerveza artesana nunca ha sido abandonada del todo. Lejos de eso, hoy día es tendencia. Una tendencia que aboga por una producción de cervezas con ingredientes y procesos más naturales; por lo genuino y diferencial. Cervezas que no son pasteurizadas, cuyo gas procede de la propia fermentación, y en las que el cariño y la creatividad invertidos por el Maestro Cervecero son clave para hacer de ellas un trago diferencial.
En España se está experimentando un gran crecimiento del fenómeno, sumándose a la corriente ya avanzada en otros países de Europa, como es el caso de Bélgica, así como al otro lado del Atlántico. Una corriente a la que se han unido tanto pequeñas cerveceras como grandes casas, con un gran número de nuevas e interesantes referencias.
DIFERENTES TIPOS DE CERVEZA
Cerveza suave
Esta cerveza encaja a la perfección con la definición de Hipócrates: “es un calmante suave que apaga la sed, facilita la dicción, fortalece el corazón y las encías".
Las cervezas particularmente suaves y ligeras permiten acompañar muy bien escabeches, salpicones y platos en los que abunda el tomate, incluyendo pistos, cazuelas y guisos. Incluso un alimento como la alcachofa puede beneficiarse de esta compañía.
Estas cervezas son muy del gusto español y lo suficientemente poderosas para estar a la altura de importantes encuentros gastronómicos. Normalmente, la disminución de amargor se combina con un plus de acidez, lo que acerca a estas cervezas a otras bebidas como el vino, ayudando a limpiar la boca durante la comida y a mejorar la digestión.
Cerveza suave y amarga
El amargor es un parámetro fundamental a la hora de diferenciar un determinado tipo de cerveza.
Éste se debe al lúpulo y, en principio, a una alta fermentación. Se trata de un parámetro fundamental a la hora de distinguir un determinado tipo de cerveza y diferenciador de los diversos estilos.
Este rasgo de amargor puede ser destacado, como en el caso de la cerveza suave, aunque también puede presentar un carácter moderado o directamente estar ausente.
El equilibrio relaciona todos los parámetros del gusto y los táctiles, y determina si están bien combinados o no. Cuando una cerveza, como las de este grupo, tiene todos sus niveles en armonía, posee un equilibrio perfecto. Son estos tipos de cervezas las que aguantan, sin mayores problemas, los más exigentes desafíos gastronómicos.
Cerveza suave, especiada y afrutada
A esta categoría responden las cervezas de trigo, que se clasifican en dos grandes grupos: La de trigo belga y las de trigo alemán, cada una con aromas y notas diferentes.
Las de trigo belga se caracterizan por ser cervezas suaves, ligeras y refrescantes. Destacan las notas especiadas a coriandro y las cítricas procedentes de la piel de la naranja.
En cuanto a las cervezas de trigo de tipo alemán, siguen siendo suaves, ligeras y refrescantes, pero con notas especiadas de clavo y de frutas como el plátano.
Cerveza intensa
La intensidad de una cerveza se localiza tanto en el aroma como en el gusto y es el resultado de la potenciación del cereal, bien sea cebada o trigo.
Cuanto más olor desprenda la cerveza, más intensidad aromática tendrá, independientemente de la singularidad de dichos aromas.
Esta característica también se relaciona con el gusto a través del cuerpo o la densidad, algo así como la sensación de peso que dicha cerveza tiene en la boca.
Esto permite que las cervezas puedan ser, a la vez, intensas y ligeras, como ocurre con las protagonistas de este epígrafe. Se trata de cervezas del sur que van mucho más allá de lo convencional y constituyen alternativas Premium de sus correspondientes fabricantes.
Cerveza intensa y amarga
Equilibrio y complejidad se dan la mano en este tipo de cervezas, bebidas que se caracterizan por su mayor cremosidad frente a otras cervezas.
Son cervezas extraordinariamente equilibradas a pesar de la complejidad de unir bien todas sus características, cuyo resultado suele ser una mayor cremosidad. Su intensidad reside fundamentalmente en el aroma y el amargor en el gusto.
En ellas se sintetiza una gran armonía y la constatación de todos los valores y propiedades medicinales de la cerveza. Se trata de una pasión a la que, en busca de calidad y diversidad, se han entregado las grandes empresas del sector.
Para quienes piensan que la cultura cervecera española se reduce a dos conceptos, rubia y de caña, estas estupendas cervezas demuestran exactamente lo contrario.
Cerveza intensa y afrutada
Aromáticas y afrutadas, son cervezas llenas de matices.
Se trata de cervezas con cuerpo, que presentan un grado alcohólico más elevado que otras variedades.
Responden a una fermentación tipo Ale, con levaduras de fermentación alta, y además de cuerpo y matices, poseen un amargor moderado y perfectamente equilibrado.
Cerveza tostada y caramelizada
Este tipo de cervezas se identifica por su oscuro color, producto del intenso malteado de esta bebida, y se convierte en rasgo que la diferencia, junto al penetrante olor que la caracteriza.
El cuerpo de la cerveza negra lo aporta la malta, que es el grano de cerveza germinada. El aroma a café, torrefacción y regaliz que se suma al olor del lúpulo, completan el retrato de una cerveza sobresaliente. Su espuma cremosa y robusta es inconfundible, además de su potente sabor al que también se le incorporan algunos lácteos.
Estas cervezas suelen ser de alta fermentación y se deben servir a unos 10°C, es decir, cuatro o cinco grados más que las cervezas rubias.
Aunque de escasa tradición en nuestro país, el gusto por la diversidad y el diseño de cervezas para distintos momentos gastronómicos ha hecho que una firma andaluza se atreva con este producto tan diferenciado. Se inició así un camino que tiene continuidad en otras pequeñas cervezas artesanas de escasa producción pero muy interesante recorrido.
Fuente: Guia Repsol
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