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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINEs uno de los protagonistas de cualquier velada especial, por eso, servirlo de la forma correcta es imprescindible para triunfar. Repasamos las reglas de oro del vino que tiene que saber todo gran anfitrión.
Un vino para cada comida. Los pescados, los mariscos, las sopas y los consomés tienen en los vinos blancos su maridaje perfecto. Los pescados blancos se tienen que acompañar con blancos ligeros o rosados jóvenes, mientras que los pescados azules y los mariscos admiten blancos de más cuerpo. Para las carnes suaves o blancas, la mejor compañía es un rosado o tinto joven; para las carnes rojas o de caza, un tinto añejo y con cuerpo, y, para las carnes guisadas y a la brasa lo mejor es un tinto crianza con cuerpo.
La temperatura. Cada vino tiene su temperatura ideal. Los blancos se sirven fríos, con una temperatura que puede ir desde los 6 grados para los caldos más jóvenes a los 12 para los más secos y los 14 para los mejores. Los vinos tintos se sirven a temperatura ambiente, por eso es recomendable abrir la botella entre 30 minutos y una hora antes de la comida para que respire.
Las copas. El sabor del vino varía mucho en función del recipiente en el que se sirve, por eso, lo mejor es utilizar copas de cristal fino para poder saborear el caldo en todo su esplendor. Cada vino, tiene su copa perfecta. Por ejemplo, los tintos jóvenes y con cuerpo se sirven en una copa tipo Burdeos; los reservas en una Borgoña (más ancha en la boca para que se oxigene el vino) y los blancos en una copa Chardoney.
La botella. Para abrir el vino, hay que colocar la botella en posición vertical y, con un cuchillo, se corta la cápsula que recubre la boca. Con el corcho ya a la vista, se introduce el sacacorchos poco a poco hasta llegar al tope. Para quitar el corcho solo es necesario hacer una ligera presión con la botella sobre la mesa y tirar hacia arriba. Posteriormente hay eliminar cualquier resto de corcho que quede en la boca de la botella con un paño limpio.
El llenado. Las copas de vino tinto se llenan a la mitad y las de los blancos y rosados, que se toman fríos, se llenan solo dos tercios de la copa. Para mantener los vinos blancos a su temperatura ideal lo mejor es llevarlos a la mesa en una cubitera y con una servilleta de lino alrededor del cuello. Los vinos reserva o gran reserva se tienen que servir con un aireador o con un decantador. Estos accesorios permiten que el vino tinto se oxigene, lo que mejora su claridad y su sabor. Si sobra vino al finalizar la velada conviene proteger la botella con un tapón para conservar intactas las propiedades.
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