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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINEs bien sabido que la comida tiene propiedades más allá de la alimentación. Desde el principio de los tiempos ciertos ingredientes han sido utilizados para conquistar, seducir, hechizar… en fin, son pocos los objetivos que no pueden cumplirse desde la cocina.
Probablemente uno de los alimentos más famosos por su potencial romántico. Las ostras aumentan el nivel de dopamina. Además su alto contenido en zinc estimula la producción de testosterona, de modo que cualquier ser humano se beneficiará de su consumo.
Otro clásico. El cacao produce feniletilamina, un químico que facilita la energía y la excitación; también actúa como estimulante y ayuda a producir dopamina, la sustancia detrás del placer y el deseo. Además, su dulce sabor es ya imprescindible a las personas que lo consumen regularmente.
Estas frutas se originaron de las lágrimas de Afrodita, así que su relación con el amor viene de nacimiento. Contienen vitamina C, que favorece la emisión de neurotransmisores encargados de la libido.
La forma, sabor y efectos del aguacate son tan provocativos que durante los tiempos coloniales de nuestro país los sacerdotes católicos prohibieron a sus feligreses comerlos por temor al potencial pecado.
A lo largo de la historia los higos han sido considerados una de las frutas más sugerentes y provocativas. Esta favorita de Cleopatra aumenta el nivel de aminoácidos, lo que a su vez favorece la libido y la resistencia durante el momento de la pasión.
Su alto contenido de Omega-3 facilita la producción de estrógeno y testosterona, así que todos salimos beneficiados. También favorece la producción de serotonina, lo cual garantiza estar en el mood.
Entre las múltiples ventajas del cardamomo está su capacidad para combatir la impotencia, así como para aumentar el flujo sanguíneo y relajar los músculos. Además, simplemente su aroma estimula los sentidos y empieza a causar placer.
Sabrosos y ligeros, los espárragos son conocidos desde siempre por sus propiedades afrodisiacas, que un botánico inglés recogió ya en un escrito en el siglo XVII. Son ligeros, están llenos de vitaminas y la suavidad de su textura y su sabor parece que invitan a prolongar el rato de placer más allá de la cena… Su vitamina C aumenta el flujo de sangre hacia los genitales, y el potasio también ayuda a regular el sistema nervioso y los músculos.
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